¿Puede una serie volvernos locos?
Mas vale que no.
Pero debo admitir que nunca había experimentado la ansiedad e incertidumbre que semana a semana me producen los capítulos de Lost (Perdidos).
Uno se ha deleitado con series de la calidad de los Sopranos, 24 o la misma Dr. House, programas incluso con mayores valores artísticos o de acción que la de los accidentados aéreos en la isla, pero la intrincada trama en la cual, por capítulo se resuelve alguna incógnita pero, a la vez se crean nuevas y mas complicadas terminan por atrapar al televidente de una manera pocas veces vista.
Cuenta la historia que, frente al éxito del reality show Survivor (En Argentina fue Expedición Róbinson) y la película de Tom Hanks Náufrago los directivos de la cadena norteamericana ABC le encargaron a los productores Abrams, Cuse y Lindelof que hicieran una serie sobre un tema parecido, náufragos en una isla, sobreviviendo etc.
El resultado fue un programa en el cual, la isla termina siendo una excusa para presentar una trama compleja y apasionante de un grupo de personas, en una situación extrema, por causas desconocidas y que se van develando, de a poco semana a semana hace ya cuatro años.
El recurso de entremezclar la trama con escenas de la vida previa al accidente de cada uno de los sobrevivientes, mostrando que todos tienen una cara oculta que, de alguna manera justifica su presencia en esta isla, mágica para algunos, siniestra y mortal para otros.
Tal es la adicción que genera esta serie que, cuando semana a semana se estrena un nuevo capítulo en Estados Unidos, millones de personas en el resto del mundo no soportan la espera a que sus televisoras locales emitan el capítulo y se lo bajan por Internet. De hecho, por primera vez en la historia, frente a este éxito canales de cable en Inglaterra y Francia, han comenzado a emitir el programa con apenas unas horas de diferencia con la emisión americana.
El reparto de actores no muy conocidos, incluso algunos de ellos en su propia tierra, refuerza el hecho que la serie se encuentra soportada fundamentalmente en un poderoso guión que tras casi setenta capítulos transcurridos no deja de sorprender.
Nadie en esta serie es totalmente bueno, ni totalmente malo. Los “santurrones” destapan pecados, y los malvados, tienen actitudes solidarias. Los protagonistas mas simpáticos y carismáticos pueden morir, y los desagradables seguir vivitos y coleando.
La pasada semana comenzó la cuarta temporada con una vuelta de tuerca sorprendente, no solo se ven escenas del pasado de los protagonistas, sino también, escenas del futuro que, poco a poco van desembocando en un desenlace apasionante.
Para muchos es un delirio, para otros demasiado complicada pero puedo asegurarles que, para todos, es atrapante.
Quienes no la vieron, les recomiendo que, con paciencia, se la vayan bajando por Internet o la consigan en un video club amigo. No se van a arrepentir (parezco Carlitos..)
jueves, 7 de febrero de 2008
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